Como las sombras de todo lo que hay aquí dentro además de nuestros cuerpos.
Como la habitación, con la puerta cerrada y las persianas bajadas.
Oscuros los dos,
los dos teñidos de negro.
Para escucharnos mejor,
para intuirnos mejor.
Para que la gravedad nos lleve,
hasta que se haga de día y nos hayamos conocido demasiado.
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