[...]
- ¿Te he hablado ya de mi teoría del “primer y último pensamiento del día”?
- Pff... Tú siempre tienes teorías para todo, ¿no?
- Hazme caso, joder, que es en serio. ¿Cuál es tu primer pensamiento del día?
- Que quiero quedarme cinco minutos más en la cama.
- ¡Venga ya! No estás colaborando, así no se puede. Júrame que ella no aparece en tu primer y último pensamiento del día.
- No te lo juro.
- ¿Ves? Ahora estamos hablando. Sabrás que cuando tu primer y último pensamiento del día se centran en una misma persona durante un periodo de tiempo continuado, estás enamorado.
- ...vale, bien. Ella es mi primer y último pensamiento del día, ¿y ahora qué?
- Ahora nada. Ya te lo dije. Estás enamorado.
- ¿Y tú?
- ¿Yo qué?
- ¿Está él en tu “primer y último pensamiento”?
- ¿”Él”, quién?
- ¿Quién va a ser?
- ¿Sabes que si entramos en un bucle infinito de preguntas esto dejará de tener sentido y no podrá llamarse conversación?
- Céntrate, coño. Sabes perfectamente a quién me refiero.
- Pues claro que lo sé, al maldito ladrón rompecorazones...
- ¿Y bien?
- Pues no.
- ¿Segura?
- Te estoy diciendo que no...
- ¿Qué pasó?
- Desilusión
- ¿Desilusión?
- ¿Otra vez con las preguntitas?
- ¡¡Es que no te explicas!!
- ¿Qué esperas que pase con alguien que solo tiene tres poderes, y todos malos?
- ...sigues sin explicarte.
- Mmm... deja que piense. Poder de dejarme siempre sabor amargo, uno. Poder de arrugarme el corazón, dos. Poder.... mmm, poder... Pues no, solo tiene dos poderes.
- ¿No te estás dejando ninguno detrás? ¿Poder de arrancarte suspiros y poder de acaparar tus pensamientos, por ejemplo? ...que nos conocemos, Samantha.
- Anda, calla, no me líes. Ahora prefiero ignorar eso. Y también prefiero que me pases de una vez el paquete de pipas, que vas a acabar con ellas.
[...]
No hay comentarios:
Publicar un comentario