¡Te amo coño!

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Y morir en el llanto.



Querida Cristina:
He decidido hacerte esta carta porque mereces saber que nada es culpa tuya. Simplemente todo ha cambiado y no sé decirme por qué, te adoro, pero no. No puedo seguir contigo. Lo cierto es que te he mentido,  y eso no es lo peor lo peor es que llevo haciendolo desde el primer día, y lo más ridículo, es que también me he mentido a mi mismo, creyendo que por fín, te habia encontrado.
Adoraba como pasabas de enfadada a enamorada, en cuestión de segundos, me encantaba tu piel, y el olor a crema hidrantante cada vez que me abrazabas. Adoraba el modo en el que decias 'si' a todas mis locuras. No podía vivir sin tus abrazos constantes. Me encantaba cuando te burlabas de mis tonterías y eso te hacía estallar en mil sonrisas. Disfrutaba sin hacer nada. Matando el tiempo; paseando, besándonos. Adoraba tantas cosas de ti...
En cambio ahora, odio tus cambios repentinos de humor, detesto cuando te pones esa crema hidratante y me tocas con la piel pegajosa. Odio tu poca iniciativa y que digas 'si' a todo. Me agobia que quieras estar siempre pegada a mi. Y me enfurece que te burles, de mis cosas y encima te rias. Me aburre estar sin hacer nada, perdiendo el tiempo.
Por eso no puedo seguir contigo. Porque cometí ese error que comete todo el mundo, de creer, que eras quien yo quería que fueras. De sin conocerte, decirte que eras la mujer de mi vida. De pensar que eras mi una, entre un millón. Porque eran más mis ganas de encontrarte que las de estar contigo. Pero no has sido tú la única engañada, yo también creí que eras para siempre, que serías mi antes y mi después, lo que siempre había soñado.
Sé que me volverá a pasar. Me volveré a mentir, volvereís a pasarme todas las cosas anteriores ahí, y volverá a parecerme todo increíble. Me veo mintiéndome otra vez, equivocandome, pero ya no contigo. Ya no contra ti.
Lo siento mucho. Te deseo lo mejor.
Marcos.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

viernes, 26 de octubre de 2012

Demasiado.


Porque quizás..

Siendo sinceros si sobrevivo en gracias a cada uno de sus pestañeos, creo que mi corazón va al ritmo de sus carcajadas desde que le conocí. Siento deciros que cada parte de su cuerpo está llena de miradas mías. Su voz hace eco en mi cabeza. Me quedo rendida a ese puto milagro que supone que él exista. Quiero hacer ruido en sus comisuras, dar pasos de astronauta por sus lunares, hacer infinito lo efímero. Podríamos conocer nuestras respiraciones. Olvidar los “te echo de menos”. Callar los celos. Cultivar el “querer es poder”. Pero yo sólo te pido una cosa...Sálvame, quizás seas el único que puede hacerlo.


Neverland.


Papá.


A veces sentimos esa extraña sensación, esa nostalgia. Yo me siento ahora así. Necesito que alguien venga y me llame Mariquilla, venga y aunque este cansado tenga una sonrisa para mí, necesito esa persona que me dice todas las cosas que hago mal y muy pocas veces las que hago bien, necesito esa persona que cuando se enfada conmigo a los cinco minutos me esta comiendo a besos, necesito poder tirarme encima tuya y estarme ahí horas y que lo único de lo que te quejes sea de que no me apoye en tu estómago, necesito oír esos “tú puedes, sé que puedes.” Y ahora lo necesito más que nunca, necesito poder, necesito esa persona que abre las puertas detrás de un portazo, necesito esa persona que pase lo que pase sabe cuando estoy mal y cuando estoy bien y me intenta hacer creer que no lo sabe, necesito esa persona que me llama pequeñaja y me hace sentir que nunca voy a crecer, te necesito.

Es jodidamente fácil querete.


Nadaba en su río cuando me perdí en su delta. Me revienta toda esta situación por no poder llamarte en cualquier momento y decirte “ me apeteces, baja y si quieres te lo cuento”. Eres de ese tipo de personas que son gente especial sin efectos especiales, y eso me encanta. Me he dado cuenta, tus ojos son mucho más grandes ahora. Por eso espero que seas capaz de ver todo esto, porque de eso se trata, de ser capaz. Yo sólo quiero que si tiramos la toalla sea para ducharnos juntos y durante horas ver lluvias de estrellas fugaces en mi habitación. Que desaparezca esa puta sensación de frío que me da cuando sé que algo va mal... Vuelve a pedirme que me quede en tu cama. Llévame a la luna, pero que esté llena y eso si...¡de cosas buenas, claro!


domingo, 21 de octubre de 2012

S.

Puede que sea el momento de rendirse.  

Te amo.

—Oye, te quiero como quieren los patos. 
—¿Cómo? 
—Patodalavida.

Y ahí está el rencor, que aún no encontraba.

F**k you, and F**k her too.

¿Cómo?
















Olvídale.
Eres Preciosa
y podrás encontrar el amor.

Encontrar el amor, en un lugar sin esperanza.


Amarte a ti:

Es como gritar sin que nadie te oiga... Casi te sientes avergonzada de que alguien sea tan importante, de que sin esa persona te sientas como si no fueras nada... Nadie puede entender cuanto duele... Te sientes sin esperanza...como si nada pudiera salvarte... y cuando todo se termina y el ya se ha ido..hasta deseas que todo lo malo regrese... para que al menos tambien puedas tener lo bueno de vuelta.

SRG.

E L   A M O R   E S   I R R A C I O N A L.

....

Una cosa es    e s t a r  feliz en un momento dado. Y otra cosa muy distinta es s e r feliz.


Era ese lugar.

Ella está sentada en esa arena, con los pies mojados, aparentemente contemplando el mar. Pero nadie sabe que ella en lo que menos está, es con la mirada en el mar. Ama esa playa casi desierta. Lleva su música puesta, con la BlackBerry en la mano derecha, una canción movidita invade sus oídos, hace que mueva suavemente su cabeza, de un lado a otro.

Esa tarde necesitaba desconectar del mundo, demasiadas emociones juntas. Estaba en lo suyo, pensando en qué era lo que había sucedido esa tarde. Lo que ella había intentado durante tanto tiempo, y había logrado, se vió hecho mierda, en cuestión de minutos. Ella intentaba ser fuerte, y en cierto modo, lo había conseguido. Solo quería pasárselo bien, ya no buscaba el amor, solo el romance de una noche. ¿Y por qué? No quería volver a pasarlo mal, nunca. Él la había destrozado, hasta el extremo de no querer seguir viviendo.

Esa tarde, habían pasado demasiadas cosas para que su frágil corazón pudiera superar, y seguir latiendo de esa forma tan tranquila, no, ya no podía, a partir de esa tarde, ya no latía tranquilamente, esa tarde parecía que se le iba a salir del pecho, a pesar de lo tranquilamente sentada que estaba.

Todavía se acordaba de todos los detalles. Sus miradas, se cruzaron por primera vez en casi más de un mes y medio. Como un relámpago, una descarga eléctrica pasó por su cuerpo. Ya no era la chica fuerte que había conseguido ser desde que él desapareció de su vida. Se quedó sin aire, sus ojos se abrieron desmesuradamente, y cuando por fin consiguió volver a respirar, por su boca salió un gran suspiro, tan fuerte, que hasta ella misma se asustó. Ya no era fuerte. Ahora era la chica más débil que conocía. Él en cambio, al ver su cara, una sonrisa triumfadora apareció en su rostro. Y como quien no quiere la cosa, hizo eso que no debía haber echo. Le guiñó el ojo, y una sonrisa burlona apareció en su cara. Todavía recuerda como salió de esa clase, para seguidamente ir corriendo al baño, cerrar la puerta de un portazo y romper a llorar. Ahora estaba sentada ahí, en esa playa que tanto habían frecuentado juntos, y como para mejorar la situación, una canción lenta, y triste comenzó a sonar en su BlackBerry, y ella no pudo evitar volver a llorar. Ya no era fuerte, no lo era, por mucho que lo intentara, ya no lo era.

Necesitarte.

Todavía pienso en ti todas las noches, todavía cuando cierro los ojos siento tu mano recorriendo mi piel. Todavía necesito sentir tu respiración en mi boca, ver tus ojos a escasos milímetros de los míos. Todavía necesito ver tu sonrisa para poder sonreír yo también. Todavía sueño contigo y con tus abrazos. Todavía no lo he superado, todavía espero a que vuelvas, y pasan los días, y cada vez que no te veo, me olvido un poquito de ti, una cosa mínima, que si hubieras desaparecido completamente de mi vida, te habrías convertido en el más precioso recuerdo; pero no, te voy a seguir viendo, durante mucho tiempo, y eso dificulta el proceso de olvido.

Ser como antes.



Cuando mi única preocupación era que mi castillo de arena fuera el mejor, cuando no pensaba en nada, solo hacía mis deberes, mis sumas, restas, multiplicaciones, y divisiones. Cuando aprendí a leer y todo lo que me costó. Cuando las tardes se trataban de estar en el parque jugando con mis amigas, imaginando mil y una historias, cuando los únicos nervios que sentía eran porque no sabía lo que me iba a regalar 'Papá Noel', o qué me iban a regalar por mi cumpleaños. Cuando las únicas penas que sentía era porque no me compraban algo, o no querían jugar conmigo. No esto, nadie me enseñó que la vida se iría complicando, que las sumas y restas se convertirían en ecuaciones, razones trigonométricas y funciones. Que las tardes de juegos con mis amigas se convertirían en tardes estudiando. Que los nervios no solo serían causados por exámenes, sino también por tíos, si, esos niños que me estiraban del pelo y me hacían rabiar cuando era pequeña. Que no me pondría triste porque no me regalaran algo, sino por perder a personas importantes en mi vida, o simplemente que me empiecen a ignorar. No me advirtieron de nada de esto, por eso ahora no paro de tropezar con piedras y más piedras. Lo que daría yo por volver a esa época de felicidad e ignorancia.

No volver.

Sin quererlo sus pies lo llevaron a todos los sitios que había estado con ella, y cuando se dio cuenta, ya era tarde, una ola de recuerdos le pasó por la mente. No lo reconocía, pero realmente esa chica le había marcado.
Si alguien le preguntaba por ella, él, muy chulo le contestaba: 'si, yo me lié con ella; si, yo estuve con ella' y una sonrisa se asomaba por su cara, pero en cuanto esa persona le preguntaba: 'eh tío, ¿te sigue gustando?' él, contrariado, rápidamente contestaba: 'qué dices loco, hace ya tiempo que no estoy con ella, ahora estoy con otra', pero en el fondo deseaba que esa otra sólo fuera ella;
la única que había hecho sentirle esos escalofríos en cuanto sus tanto adoradas manos recorrían con timidez su cuerpo.
No lo quería aceptar, por nada del mundo. Él era arrogante, nadie podía hacerle sufrir, y mucho menos enamorarle.
Tenía fama de cabrón, pero aún así seguía teniendo a cientos de tías detrás. Unas querían solo un royo de una noche; otras, que él les regalara todas sus noches. Pero ella, su adorada chica, ya no pertenecía ni al primer grupo ni al segundo.
Ella ya no le pertenecía en absoluto. Él creía que ella ya le había olvidado, y eso le dolía. "Me comporté fatal con ella, me odio por eso, le hice sufrir, nunca me perdonaré lo que hice, fue un gran error", se decía a veces, pero a pesar de que la amaba, intentaba olvidarse de ella con otras.
Cuando las besaba, cerraba fuertemente los ojos e intentaba imaginarse que era ella la que le besaba, pero no lo conseguía, nadie podía igualarse, pero él lo seguía intentando, él seguía rompiendo corazones con tal de arreglar el suyo, con tal de encontrar a alguna que se pareciera al menos un poco a ella.
"Soy un puto egoísta, ella había tenido razón cuando me dijo todas esas cosas la última vez que hablamos, claro que tenía razón..., eh, ¿qué te pasa tío? Los tíos no sufren por tías, ¿te acuerdas?", se decía cada vez que empezaba a pensar en sus errores, pero de nada ayudaban esas palabras, él sabía lo que había hecho mal, y ya no había vuelta atrás.

Bailar bajo la lluvia.

Un fuerte trueno retumbó en toda la casa.
 —¿Tienes miedo a las tormentas? —sonrió tiernamente mirándola.
Ella, envuelta en el edredón, asintió con la cabeza. Él se le acercó y la rodeó con sus brazos.
—Sabes que conmigo no tienes que temer a nada, ¿verdad? 
—Lo sé, pero es que esos truenos tan potentes, no sé, es tan agresivo, parece que del ruido me vaya a quedar sorda, me asustan, me siento tan débil...
Un relámpago iluminó toda la habitación a oscuras.
—Pues yo pienso lo contrario, ven, quiero enseñarte una cosa.
 Se levantó y le mostró su mano abierta. Ella se la cogió y se levantó llevándose el edredón consigo. Él la llevó hacia la terraza y estuvieron un rato mirando a través de la ventana.
Solo otro trueno rompió el silencio que reinaba entre ellos, ella se asustó otra vez, él la acercó hacia sí, y la abrazó fuerte, cuando paró de temblar, abrió la puerta que salía hacia la terraza y salieron fuera. La lluvia caía fuertemente, pero desde donde ellos estaban situados no se mojaban.
Esta vez fue ella la primera que le abrazó.
—Observa, observa los relámpagos, y no me digas que no son bonitos, cargados de esa fuerza, tan luminosos... Intenta seguir el recorrido que hace el relámpago, esa pequeña fracción de segundo en la cual está brillando por completo, y luego poco a poco desaparece. Y ahora cuenta los segundos que tarda en producir su rugido, y eso te dirá los kilómetros a los que está de nosotros. Amor, no tienes nada que temer. 
En el rostro de la muchacha apareció una ancha sonrisa, y de pronto le entraron ganas de sumergirse en la lluvia.
—Tienes razón... ven, quiero mojarme. —le dijo y en un segundo dejó el edredón en la cama y estaba a su lado de nuevo.
 —Si eso es lo que quieres, ¿quién nos impide hacerlo?—dijo él y cuando ella le dio la mano salieron corriendo hacia el lugar de la terraza donde sí llegaba la lluvia. Ella estalló en una carcajada, mientras extendía los brazos y levantaba la cabeza hacia el cielo nocturno. A él también se le contagió la risa, y en un abrir y cerrar de ojos estaba dándole el beso más maravilloso de su vida. Ella le sonrió en los labios, y él le dijo:
—¿Hay algo más a lo que temas, aparte de las tormentas? 
—Si, perderte. Eso me da aún más miedo que las tormentas.—entonces él le cogió la cara entre las dos manos y volvió a besarla.
—Dejaré de amarte cuando desaparezcan para siempre todas las estrellas. Mientras tanto, siempre me tendrás a tu lado, al menos que tú me pidas que me vaya, ¿entiendes?
Le dijo él, ella sonrió y le devolvió el beso.

Es su mirada.

Me pierdo en sus ojos. En sus inmensos ojos. Tan profundos que me hacen temblar con sólo mirarle. Que hacen que no pueda concentrarme y que empiece a tartamudear, a sentirme completamente inútil. Su sonrisa y sus ojos hacen que me pierda.
Sus ojos que atrapan, cuando conectan con los míos, ninguno de los dos puede dejar de mirarse el uno al otro. Es como un extraño imán.
Es extrañamente agradable perderme mirándolos, de verdad. Esos momentos, aunque duran sólo unos minutos, a veces incluso menos, haría lo que fuera por alargarlos infinitamente.

Se acabaron las lágrimas.


                     
         Si pudiera cogerme de tus brazos sabiendo que no te irás jamás...

viernes, 19 de octubre de 2012

Amanda Todd; Fallecida el 10 de Octubre de 2012.

Amanda Todd era una chica de quince años que vivió un infierno por culpa del bullying. Grabó un vídeo para Youtube un mes antes de suicidarse, el 10 de octubre de 2012. Ved el vídeo





La historia de Amanda Todd ha dado la vuelta al mundo, ¿no es hora de parar todo esto? Dejemos de señalar a los demás y de utilizar sus personalidades o físicos como una burla... ¿cuánta gente ha muerto por el bullying? Reflexionad tras ver el vídeo y empecemos todos a poner de nuestra parte para pararlo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Simplemente; Samantha.

Una palabra, una definición. Así somos todos, unas personas, con una definición diferente para cada uno. Un conjunto de letras, sílabas, hasta formar palabras, dando forma a frases, esas que simbolizan quienes somos, como somos y sobre todo, porque somos así. Cada persona tenemos un nombre, se supone que podemos definirnos por él, o por el contrario por el signo del zodiaco. Quién sabe cuál es el que más se asemeja a como somos realmente. Si es por ello, podría definirme con mi nombre, Samantha o por mi signo, Aries, pero no creo que ninguno cumpla con todos los requisitos sobre como soy.
Me considero una persona con miles de defectos, pero con millones de virtudes. Una chica más, que como todos quiere destacar. Exactamente no sé por dónde empezar, podría definirme con una palabra, "extrovertida", pero me parece muy poco. Más bien, quiero definirme específicamente, parando en cada apartado, dándome a conocer a quién no me conoce. Lo más lógico sería empezar por mi forma de ser. Creo que soy una persona que ha cambiado en este último año. Madurar, creo que es la palabra que mejor manifiesta ese cambio.
Darme cuenta de que las cosas, no son siempre como queremos que sean, que si queremos algo hay que luchar para conseguirlo. Con ello, me defino en ser una luchadora, en alguien imbatible ante un sueño, una meta, un objetivo. Aunque hayan obstáculos en el camino, soy de las que lo salta o busca el atajo para pasarlos. También podría adjudicarme el ser una soñadora.
Soñar con alcanzar ser alguien, alguien importante, que cambie el mundo, de ahí mi ímpetu de querer estudiar política. A su vez, soñé con ser alguien del deporte, pero ese se vio frustrado por las lesiones, un sueño, que se quedo en eso, un sueño y en una experiencia vivida. Podría definirme como una persona sociable, de esas que se preocupan más por los problemas de sus amigos, que por los suyos propios. Algunas veces, pueden llegar a afectarme, no sé, soy de esas que prefieren ver sonreír a los demás, antes que a sí mismo.
Aunque puedo llegar a ser muy borde a veces, considero que tengo bastante carácter, al igual que mal genio, y eso influye. Me influye el carácter en ser mandona, en que se cumpla lo que digo, en ser por así decirlo, la voz del pueblo, en lo que digo yo y punto. Tampoco suelo perdonar, a no ser que la persona me importe demasiado, y sea yo, la que cometa el error, pero aunque lo haga, no olvido. De ahí, a uno de los que se podrían considerar defectos, el ser rencorosa, sigo la ley de ‘ojo por ojo, diente por diente’.
Otra manera de definirme podría ser el de ser una loca, considerada por algunos como un defecto y otros como una virtud. Yo la veo más bien como esto último, una virtud, algo que muchos no pueden ser. Me gusta vivir el día a día, las experiencias, pensar algo y hacerlo, tanto como imaginarme qué pensaría la gente si canto en medio de una carretera y hacerlo.
Son cosas que se hacen sin meditarlo antes, pero lo haces, y te diviertes. Un ejemplo, tirarte y hacer la famosa croqueta en medio de la calle, o ir al Carrefour robar un peluche, salir corriendo por Santa Cruz y refugiarte en el recinto ferial. Todo esto, salteando a los coches que circulaban, entre pitazos y frenazos.
Otra de las que me vienen a la mente, es de ir en el guagua, hablar de mierda claramente, y preguntarle a los que iban en ese momento, quien no cagaba, entre miradas incrédulas y otras que escondían risas.
Son pequeñas locuras que se hacen, te ríes y se convierten en anécdotas. De estas y otras, tengo a miles.
Otra forma de darme a conocer, no sé, pienso que por mis manías. De estas tengo muchas, algunas son boberías, otras graciosas. Entre las normales, son de las de no salir a la calle, sin maquillarme los ojos, o sin tener las uñas sin pintar, incluyo la de los pies, aunque sea invierno y no se vean. Otra es de limpiarme los oídos con bastoncillo, antes de salir a la calle. Imaginaros un día normal, salir a correr, otra vez a comprar, otra a clase, y otra a tirar la basura, pues son cuatro veces que me los limpio. De en verano de salir en gafas de sol, aunque el día este nublado.
Si seguimos con manías, pues graciosas, podría decir que si no tengo la ropa interior que me convine, no me pongo alguna ropa. Suelo ser muy maniática con cosas, por ejemplo, solo uso calcetines negros y en mi casa solo bebo en un vaso azul, considerado "mi vaso", y los yogures tengo que batirlos antes de comerlos.
Miles de manías, lo dicho. Y si nos adentramos en gustos, pues soy de gustos muy varios, como todos. Creo que estos son los que mejor definen a una persona. Si nos referimos a los míos, son polos opuestos en todo, no tengo un punto intermedio. Me puedes alegrar el día dándome un winnie the pooh, como regalándome un Chucky o el muñeco de Saw aunque odio las películas de terror todavía no he encontrado a alguna que no me de miedo, que conste que no exagero nada. Adoro los piercings, las dilataciones, escarificaciones y tatuajes. Son la manera perfecta de reflejar quien eres, y el porqué.

 En la música, puedo escuchar de todo, aunque me defino más bien con lo comercial.
 En la comida, pues me encanta comer fruta con leche condensada, Coca-Cola mezclado con helado de vainilla o comerme un sándwich hecho solo de mostaza.
Además que puedo estar semanas enteras comiendo en McDonals sin que me afecte, mi estómago es de hierro. ¿Eso lo podría considerar una virtud no?
 Respecto a la bebida, pues adicta a las energéticas, hasta el punto de la taquicardia, y como no, con un hígado privilegiado, el whisky me adora.
En otros gustos, pues brevemente podría decir, que soy de las de vaquero, suéter y converse. Soy de las persona que duerme normalmente 9, 10 o 12 horas al día.
De las que adora estar fuera de casa, aunque sea estar sentada en un banco comiendo pipas. Que su desayuno puede constar de un monster y una hamburguesa de McDonals de un euro.
Que donde este una fiesta o un partido que se quite todo lo demás. De las que se distrae hasta con el vuelo de una mosca. De las que conocen muy bien el significado de la palabra "paciencia" y de las que le tiene pavor a sacarse sangre.

De las que le busca el doble sentido a todo, y de las que duermen con la música puesta. En definitiva, soy una persona que llora, ríe, se divierte, comete errores, lucha, sueña, grita, desespera y que no le importa la opinión de los demás. Solo me importa una opinión, y esa es la mía.
¿Definición de mi vida?, la de una persona que ama sus locuras, sus diferencias ante los demás, su mente liberal y sus ganas de superación. Así soy yo. Una loca sin reglas, sin normas, bueno solo una, la de disfrutar cada momento, sin importar el resto.

Sorber.

Nada fue real, hasta que te marchaste completamente. De modo que ahí voy, con todos mis pensamientos que he estado guardando. Y ahí voy, con todos los temores, que pesan sobre mi.
Sé que realmente, aún no se ha acabado. Y no sé si podría explotar o arder, pero quizás al final de este camino, pueda alcanzar a verme a mi misma. Así que no me preocuparé de que sea tarde, quiero hacerlo bien, sin comparar segundas opiniones, esta vez, no. Ha sido un largo camino desde que dejé mis lágrimas en aquellas manos, pero se que no aún no se ha acabado.
Tanto tiempo, y aún sigo aquí, me sigo poniendo mejor sigue siendo difícil, tanto tiempo viviendo sin ti..
Tanto tiempo y aún lo recuerdo.

Y cualquier día.

Sé que cualquier día te vas a enamorar de mi, y aparecerás en mi casa, llamándome desde abajo del balcón con una rosa a modo de obsequio, gritando que me quieres para ti, y sólo para ti, importándote nada, mis padres y los vecinos.
Sé que saldré corriendo, sin saber que hacer, pero que al verte, sólo me llamará el hecho de besarte, besarte agarrándote del cuello, colgarme de ti, y dar vueltas hasta que caigamos al frío suelo, pero me darán igual, las rosas,  no porque no las quiera, sino porque no hacía falta, en absoluto.
Porque en ese momento, me quieres. Y nos daremos un beso, un beso de amor infinito...
Sé que a partir de ahí te pasarás el día dándome besitos en la frente a modo de protección. Y te sentarás tras de mi abrazarás mi espalda, y me besarás el cuello, haciéndome sentir más que especial, única. Luego encontraré tus manos en mi tripa, sujetando las mías, en noches de invierno, para que el frío no pueda superar nuestro calor.
Sé que en algún momento, en algún momento, me mirarás y sabré que quieres decir sólo con mirarte, sin rozarnos ni un instante.
Sé que esto no es más que otra de mis locas y románticas creencias, una de las más absurdas, según creo.
Ojalá se pudiera cumplir mis locuras al más estilo comedia romántica de Hollywood. En lugar de protagonizada por Jennifer Aniston y Hugh Jackman, protagonizada por Samantha Regalado, y Jordan Martín.
[.......................]
¡PARA SAMANTHA! ¡¿Que carajo estás contando?! ¿Jordan Martín? Estúpida...
Se suponía esto era un final de finales, no vuelvas a lo mismo, ahora, te toca a ti ser feliz, protagoniza tu propia película, en la que no haga falta él, para que tenga récord de audiencia.
Puedes conseguirlo, cualquier día, podrás.


Comienzo y caída.

Caleidoscópica y retorcida.
Psicodélica maga. Kamikaze.
Temeraria. Magnética.
Te deslizas a tientas,
con tus poderes hipnóticos,
y me arrastras.
Aprendiste a deshacerme.

Bruja.

Y ahora yo,
víctima del vértigo,
no paro de latir.

martes, 21 de agosto de 2012

A estas horas, sólo pienso en cojer aviones.

Queridos Bloggeros:
Hoy parto, en avión hacia Fuertevntura. Allí, no tendré, modo de conexión, asi que, no podré escribir en durante 17 días.... por lo menos.
Bueno, en verdad, todo tiene su lado, malo, y su lado bueno; El malo es que vais a tener que esperar.. Y la buena, que cuando vuelva, tendré muchísmas cosas que escribir, y demasiadas cosas que contar...
Pero tengo miedo. Por lo menos un poco. Tengo miedo que lo que dejo aquí, cuando vuelva, no esté igual. Sé, que alomejor exagero, pero es que no fio de nadie. Ya no me fio ni de mi sombra...
Esperemos, que nada cambie, y que todo, esté igual, o hayan mejorado varias cosas cuando vuelva.
Bueno, espero que cuando vuelva, no os hayais olvidado de este blog.
Y que me sigaís leyendo como habeís hecho hasta ahora.
Un beso.
Hasta pronto.
Samantha.

lunes, 20 de agosto de 2012

Asfixia.

Que pasara el tiempo y que no hubiese pasado tanto a la vez.
Permanecer estática.
Lejos de ahora y de aquí.
Aquí me fallan los pulmones.
Quizá sea por la contaminación.
 Eso es. No soy yo.
 Me cuesta respirar porque el aire se ha viciado.
Dime que no soy yo.
Que no he cambiado y que vosotros tampoco.

Fuerte.

Creo que es la palabra del diccionario, que más me gusta oír.

Los patines son para el verano.

Aunque mi torpeza no tenga límites, me encanta patinar, y caerme...
Es cómo la vida, calléndote, aprendes a como no volver a caer..

domingo, 19 de agosto de 2012

(... y que huela a ti)

Hay quienes beben el amor 

en copas de coñac 

Hay quienes lo prefieren 

en copas de vino 

Yo no. Tráeme una taza de café 

 Intenso. 

Fuerte. 

Quiero un sorbo dulce... 

 ...y otro amargo 

Quiero que no me deje dormir.... 

 ...que me mantenga despierta. 

 Que no empalague 

Que no emborrache ... 

Que cree adicción 

viernes, 17 de agosto de 2012

Por dentro les mata la idea de no verse; Pero se ven, y hacen como si no se conociesen.

Venga, vale, no. No me apetece mirarte la cara. Que si yo era pesada, tú eras completamente molesto; y que yo fui tu segundo plato, tú fuiste mi octavo cubata.
Que si uno más uno son dos, tú sobras en mi vida. Que si me robaste una sonrisa, no te preocupes, tengo otras mil, para regalarle a alguien que no seas tú.
Que sí, que yo te quería, pero tú también lo hacías con las mismas ganas. Que si tú me ignoras, para mí como si te parte un rayo.
Que no te voy a dar el gusto de verme mal, confío que llegue alguien de quien te enamores, que te haga más daño del que tú me hiciste, para que veas lo que duele..
Venga vale, que sí, que no te importo, y vas vacilando por ahí, de lo tonta que soy. Pues sí, soy tonta cómo tú dices.
Pero.. si soy tan tonta; ¿Por qué mi nombre está en tu boca a todas horas?

Tienes que coger el timón y trazar tu propio rumbo; no te rindas.


Ahora escúchame tú a mí...
Estás hecho de la madera de los grandes, pero tienes que tomar el timón y trazar tu propio curso... ¡No te rindas, a pesar de las borrascas! Y cuando llegue el momento, ¡tendrás la oportunidad de probar el corte de tus velas y demostrar lo que vales! Y yo espero poder ver la luz que tus velas despedirán ese día..

-El planeta del Tesoro; Película Disney.

Te perdí y me perdiste; amargo chiste.

Ya no te busco. Por fin me he dado cuenta de que no te necesito cada vez que respiro, que no necesito sentir tus pisadas al lado mío para sentirme segura. Ya no valen tus bromas tontas, ni que me digas que soy "tu bobita". Ya no me valen; "yo sólo te quiero a ti". Ni si quiera me valen ya, las vueltas a casa, agarrada de tu sonrisa. Mi estado de ánimo, ya no depende de ti. Ya no tienes el privilegio de tener mi sonrisa, cada vez que me miras, ni la suerte de tener mi risa a todas horas resonando en tu cabeza. Has perdido, mis abrazos, mis ganas, mi corazón...
Lo siento, me has perdido.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Vendedor de sueños.

Yo vivo en un pueblo pequeño. No sé por qué, pero las grandes ciudades parecen a menudo estar infestadas de apatía. Humo, ruido, mucha gente, prisas y caras de inexpresión. Siempre me impresionó eso. Ves a mucha gente y sin embargo, es como si no vieras a nadie.
La apatía. Es el peor de los sentimientos, que por ser, ni siquiera es uno. Termina por absorberte y a veces, ni te das cuenta; hasta que un buen día algo te hace ver que te has olvidado de creer, de soñar, de creer en los sueños, de soñar con que aquello en lo que crees puede hacerse realidad...
Este corto protagonizado por Favio Posca y China Zorrilla me ha despertado. ¿Tienes 10 minutos para volver a soñar?


Sentimientos... Carta de H a Gin en Tengo ganas de ti.



Querida Gin-Tonic:
Es el momento de escribir lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde, escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar; que no vas a recibir nunca, que como tu me enseñaste, en cuanto acabe de escribirla, la quemaré.
Mis sentimientos se pondrán a arder, y así el dolor... ¿como era? ¿cómo decias tú? ah ya... "así el dolor no se te queda tan dentro".
Esta vez, sólo quiero ser claro. Sería un imbécil, si no gritara que me he equivocado, contigo, que la he cagado, pero bien, desde el principio.
Intentaba avanzar, sin apartar antes las cosas que me lo impedian, mirando al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar, pero sin parar de recordar, que locura Gin.
Estaba empeñado en quedarme ahí, en medio de un lado, y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar.
¿Dónde está el secreto del futuro, Gin? Puede que esté en fijarse bien, en avanzar, en mirar más cerca; más; tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro.
Claro, hay cosas que pasaron antes, mucho antes.
Yo no suelo esperar milagros, salvo que las cosas pasen, ¿o no?
Si-no, si-no si-no... pero ahora lo tengo ya claro.
Pero ya ahora no depende de mí, sino de ti.
Te quiero.

[¿por qué  las películas más cursis son las que me describen?; me parece estúpido, siempre he odiado esta clase de películas.. ]

¿Me recuerdas?

             Soy esa chica que siempre pierde oportunidades.


Ellos, tan 3ª persona del plural;

Y tan singulares, en cambio...

El olor...

Nietszche (apasionado defensor de la individualidad) decía que el olfato era el único de los sentidos en el que se podía confiar. No es que yo sea una intelectual, eso es lo poco que recuerdo de las clases de Educación Etico-Civica de 4º de la ESO de las 8 de la mañana.
Ni la vista, ni el oido, ni el tacto, tampoco el gusto... todos nos engañan. Sólo el olfato es fiable. Lejos de entenderlo, este pensamiento me ha provocado algún que otro espasmo cerebral mientras me duchaba
[¿por qué siempre mientras me ducho me invaden pensamientos absurdos?]

Inmediatamente después comencé a recordar olores.




Olores de mi infancia...
 ...la plastelina
... la tierra mojada
... el plástico blandito de las muñecas
... las acuarelas que embadurnaban mi cuerpo.
... el olor de los potingues que hacía cuando jugaba a ser perfumista.

Olores de rutina...
 ...libros
...mi perfume
...mi comida
...Tenerife
...Instituto
...comida precalentada

Olores de nostalgia...
 ... el olor de mi casa
... el olor de mi madre cuando no lleva perfume. Que aunque no lo lleve, parece que si.
 ... el olor a mar.
... el olor a nubes de caramelo.
... el olor a fuegos artificiales y petardos de las fiestas.
... el olor de la ropa recién tendida.
 ... el olor de cierto perfume de hombre que me vuelve loca.

Que extraño... recordar olores. Después de este post he estado en tantos sitios a la vez....

[....] Es mejor así.

Además, yo no sé hablar de temas serios más de 10 minutos seguidos. Y a poca gente le interesarían las cosas de las que verdaderamente entiendo. Por las mañanas despierto seria. Y no hablo. Sin motivo alguno.
Solo sé cocinar cuatro cosas (dos de ellas sabría hacerlas hasta mi perra con un poco de práctica). Repito mis anécdotas hasta la saciedad. Las mismas historias, una y otra vez.
Soy pésima haciendo cálculos mentales.
Determinados días al mes me pongo insoportablemente mimosa. No soporto salir de casa sin pintarme la raya negra del ojo y ponerme rimel.
Algunas veces hago cosas sin pensar de las que me arrepiento 10 segundos después.
El 50% del día estoy cantando (las 5 mismas canciones).
Siempre quiero tener la última palabra. Me sé de memoria los diálogos de Aladdín. Soy una ñoña romántica de incógnito.
Tan pronto tengo 8 años como 25, y en realidad, sólo tengo 18.
En ocasiones ni yo misma me entiendo. Siempre estoy descalza.
Tengo una cinta de las Spice Girls en mi casa. Y adoro las cosas cuanto más complicadas, imposibles, irrealizables y absurdas sean... ¿Lo ves? Soy un desastre.
Es mejor así; no soy la mujer-chica, que estabas buscando.

lunes, 13 de agosto de 2012

Yo, me, mi, [...]

Un dolor que no duele. 
Palabras mudas, silencio que grita. 
Un perfecto día gris imperfecto, 
de lluvia, frío y mangas largas, 
en el que solo estoy 
yo, me, mí, contigo, conmigo.















Un dolor que no duele,
aunque lo siento, no duele, 
nunca ha dolido. 
Palabras mudas.
Silencio absoluto,
silencio que grita.
Un perfecto día gris imperfecto,
de lluvia, frío y mangas largas,
de suspiros, de besos de otros, 
en el que solo estoy
yo, me, mi, contigo 
yo, me, mi, conmigo.
Yo. 
Me. 
Mi. 
Y nadie más.

(el prefijo) "des..."

No tengo claro hasta qué punto me creo lo que he querido creerme, puede que me haya estado engañando y no me haya dado cuenta. O puede que ese inoportuno prefijo delante de la palabra ilusión haya hecho bien su trabajo, y haya terminado convirtiéndome en lo que me encontré esta mañana frente al espejo: nada. Nada no por fuera. Nada en mis ojos. Y por dentro, una sensación extraña de vacío, de desgana, de indiferencia, de apatía... No tengo ni la menor idea de cómo se quita eso.

Alguien me dijo no hace mucho que mi problema es que yo pido demasiado. Espero demasiado. Deseo demasiado. Puede que sí. Puede que no.

Tú, chico de nombre adictivo.



...chico que apareció de repente.

....chico que saca lo mejor de mí, (que me motiva); chico que conozco desde hace 5 meses y cuatros días en total, (que me conoce más que muchos que llevan viéndome durante años);

...chico que cree en mí y en mi talento escondido, (chico que hizo que yo también creyera);
chico que observa, escucha, atiende y habla, (chico que me cuenta historias fascinantes - acompañadas de un léxico absurdo y muy gracioso);
chico tierno, chico dulce, (chico al que admiro).

...chico que quiere conocer, descubrir, ayudar.

...que lucha por sus sueños; que, como yo, tiene miedo -y sabe cómo afrontarlo-

...chico que sabe que la felicidad no es fácil de encontrar, y si se cruza en tu camino, no puedes dejarla escapar; que sabe que cuando algo te hace feliz tienes que luchar por ello. Chico que compartió eso conmigo, (y ahora yo también lo sé) .

...que es capaz de sorprenderme, o de hundirme, si quiere.
que me ayudó a encontrar mi camino correcto, en mi momento más duro.

...chico que me alegro de haber conocido, aunque ya no esté en mi vida.

Tú, chico de nombre adictivo, (voy a echarte de menos).

Te propongo algo:

Hagamos como que me da igual, como que mi indiferencia es de verdad así de indiferente, como si detrás de mi sonrisa no hubiera nada más que eso. Hagamos como que tengo la cabeza donde tengo que tenerla, como que he vuelto a ser de hielo, si es que alguna vez llegué a serlo. Hagamos como que las palabras "¿Y si...?" -¿y si tú...?, ¿y si yo...?, ¿y si todo lo demás...?- nunca pasan por mi mente. Hagamos como que el condicional no existe, como que los ojalás tampoco, ni todas esas frases que se suelen decir cuando las cosas no salen como uno quiere.

Y puestos a hacer, hagamos también como que tus labios no me siguen produciendo intriga, como que no me siento como una idiota. Sé fingir muy bien. Apuesto a que no te darás cuenta de que todo esto es pura mentira.

(no lo diré porque tengo miedo a decirlo en voz alta)

...pero cualquier día tendré que utilizar otra palabra para referirme a lo que provocas en mí.

Respira hondo, no lo diré. No, porque a veces poner voz a los pensamientos puede hacer temblar los cimientos de la conciencia. Y no es cuestión. Además, ni que me hubiese enamorado. Qué tontería. Nada más lejos de la irrealidad. 

Realidad, quise decir, realidad...


Empezaré con la conclusión.

No era él, al final de todo no. Y aunque sé que puede que alguien no termine de creerme, yo estoy segura. Confieso que alguna vez llegué a dudarlo, sobre todo después de la primera vez que le vi. Apenas un cuarto de hora y unas cuantas palabras fueron suficientes para que de camino al coche un par de centímetros me separaran del suelo. Así soy yo, no me hace falta demasiado para ilusionarme. Así era él, encantador, tierno y adictivo, solo de nombre.
No era él, porque en un abrir y cerrar de ojos volví a bajar de esa nube que me había inventado, porque no consiguió cortar mi respiración ni una sola vez al rozarme accidentalmente a propósito. Nada de mariposas ni ningún insecto que se le parezca. Quizá el problema sea mío, por buscar algo que no existe. Por querer que alguien convierta mi pulso en un ruido escandaloso que me impida oír mis palabras y las suyas. Por desear fundirme lentamente mientras me miran a los ojos. Por buscarle involuntaria e inconscientemente, a él. ÉL en mayúsculas. El que me hará caer, caer, caer, caer... y así hasta entrar en un bucle infinito sin salida.
Vértigo.
Esa es la palabra. Eso producirán los centímetros que me separen de su boca. Quizá no sea amor. ¿A quién le importa eso? Al menos me revolverá la sangre, las entrañas, los pensamientos viciados que ya están hartos de hacer el mismo recorrido una y otra vez dentro de mi cabeza... Al menos acabará con este silencio. Tanta calma me desquicia.

Te siento cerca, ¿sabes?

Quizá alguna vez hayas perdido algo en tu propia casa. Justo cuando más lo necesitas, desaparece. Y es absurdo, porque sabes que está ahí, que lo debes tener a dos palmos de tus narices, pero no puedes verlo, no eres capaz de encontrarlo. Se lo habrá llevado un duende - diría mi madre. ¿Y para qué coño querrá un duende mis llaves?

Recorres cada habitación, cada rincón, cada esquina. Entras, sales, empiezas a desesperarte, a dar vueltas sin rumbo pasando una y otra vez por los mismos lugares, mirando sin mirar... y de repente, cuando ya te has cansado de deambular por la cocina, el salón, el baño y el dormitorio, ahí está. Frente a ti. Y tú, que habías pasado treinta veces por delante, ni siquiera te habías dado cuenta. El mejor ejemplo para aquello de "cuando menos te lo esperes, aparece", "cuando dejes de buscar..."


Pues así es como me siento. Como si acabara de darme cuenta de que te has extraviado, como si te hubiese perdido. Y sé que estás ahí. Más cerca... más lejos...ahí. Te intuyo. Pero aún no he dado con ese maldito rincón del que espero que no te muevas. No me lo pongas más difícil.

Shh...

Calla. Quiero susurrarle algo a tu espina dorsal con las yemas de mis dedos. No te muevas, no lo estropees. Deja que me acerque en silencio. Intúyeme. Deja que me entretenga en cada recoveco, en cada vértice. Déjame jugar a la desesperación... déjame perderme en cada centímetro. Quiero que antes de llegar a tu boca sepas qué es lo que quiero decirte...

Probabilidad nula.

Que antes del próximo segundo cruces el umbral de esa puerta. Que me busques a tientas. Que me adivines entre las luces, las sombras, las sábanas. Que me mires. Que saque del tercer cajón los besos de las ocasiones especiales, esos que duran siglos. Que pase a hablarte en susurros. Que una cosa lleve a la otra, que tenga todo el tiempo del mundo, que empiece a estorbar todo lo que no seas tú.

¿Crees que no lo sé? , ...que esta es una de esas posibilidades remotas, que eso no pasará en el próximo segundo ni en el siguiente, que no basta con desearlo con fuerza...

Maldita sea.

Quiero acurrucarme en el sofá con mi manta a rayas y taparme hasta las orejas. En una mano, una cuchara con helado de vainilla en plan americano y en la otra el mando que-es-mío-y-solo-mío. Quiero enredar mis piernas en los muslos de alguien, lanzar miradas furtivas, devolver sonrisas. Pero el mando es mío-y-solo-mío-que-te-quede-claro.

Quiero que sus dedos empiecen a divagar por mi pelo, que recorte centímetros hasta llegar al rincón en el que me escondo -adiós Club de la Comedia, adiós helado de vainilla, adiós manta-.
Quiero besos. Miles. Nariz. Mejilla. Comisura. Y punto débil. Que me esbocen con caricias de esas casi, pero solo casi, imperceptibles. Que me digan cursiladas de esas que a veces se te escapan muy bajito de entre los labios, que casi, pero solo casi, se dicen sin querer. Que me hagan pensar que ya no puedo hacer nada, que he caído como una imbécil...

(...creo que hoy al volver a casa, la ternura me estaba esperando para atacarme por sorpresa. Maldita sea).

Te he escrito un poema.

Quiero besarte.

Pero no lo leas así, joder. Le quitas toda la emoción al verso. Lee entre líneas. Haz un esfuerzo. Ponte en situación. Imagina que estoy frente a ti. Que estoy cerca. A cuatro, a tres, a dos centímetros de ti, mirándote a los ojos. Que de fondo suena Billie Holiday (...if that isn’t love it would have to do, until the real thing comes along...), que mis manos suben despacio, muy despacio, por tu espalda, por tu cuello, y se quedan en tu nuca. Que sólo estamos tú y yo. Que te atraigo hacia mí y pasamos a medir las distancias en milímetros. A estas alturas ya deberías sentir mi respiración, ya deberías escuchar cómo te digo al oído...

 Quiero besarte.


No sé de qué artimañas te has valido para incrustarte así en mi cabeza.

Debes haber estrujado el espacio-tiempo a tu antojo. No sé cómo, pero lograste atraparme en el instante mismo en que tu latitud y longitud terminaron convergiendo con las mías en un mismo punto. De alguna forma has debido enmarañar las distancias insalvables para que ahora, aún a millones de kilómetros, yo siga aquí. Bajo el influjo de tu magnetismo sensorial.

Y entre tanta confusión en la que me has metido, poco a poco, sin apenas darme cuenta, te has apropiado de hasta el último de mis suspiros, todos para ti. Te has hecho deseo, te has convertido en necesidad, en sed, en ansias.

No tiene explicación física. Puede que te hayas inventado una fuerza gravitatoria arrebatadora que me arranque de mi eje, que me empuje atropelladamente, irremediablemente hacia ti. De otro modo no soy capaz de entender la atracción irreversible que me provocas tú y tu voz, tú y tu boca, tú y tus caricias.

Tú.

Todo tú.

Acaba de llegar el invierno (lo siento, no era tu intención).

Es como si hubiera decidido instalarse en el espacio que quedaba entre tu boca y la mía porque no tenía otro lugar en el mundo al que ir. Y todo por empeñarte en vestir a la verdad con un traje de fiesta apretado. Tan apretado, que acabó por reventar en el primer baile.

 No era tu intención, lo sé. Y yo no quería invitarle. Pero aquí está. Hazle un hueco.

Quieta.

No veo nada. No quiero dar ni un paso. Caminando a ciegas sé que acabaré tropezándome. Prefiero quedarme quieta. No recordaba haber estado envuelta en una oscuridad tan profunda jamás. Me marea. De nada me sirve abrir los ojos con todas mis fuerzas, si no soy capaz de distinguir ni una silueta. Nada. Tan solo el color negro que se funde conmigo.

Yo, aquí, en medio de esta penumbra casi sólida que hace juego con un silencio sepulcral, espero a que pase algo. Espero siglos, completamente inmóvil, hasta que tu respiración me sorprende. Se pega primero a mi cuello, y me deshago poco a poco mientras sube despacio y se detiene en la oreja que mi pelo ha dejado al descubierto. Ahí se queda. Me susurras frases aleatorias mientras las puntas de tus dedos se hunden en mi espalda. Y me estremezco, porque solo tú sabes mezclar así ternura y deseo.

Caricias milimétricas, respiración agitada, pulso acelerado. Acércate más. Más. Llega hasta mi boca. Desoxigéname.

 ...

He tenido un sueño extraño. De esos que confunden. De esos que te dejan el resto de la mañana a tres centímetros del suelo, y en los labios el sabor de un beso que no has dado.

No puedo llegar muy lejos huyendo del instinto.

Porque entre las sábanas sé que me espera el calor residual de tu cuerpo, que quiere aferrarse al mío, que no quiere marcharse detrás de ti. Así cada noche, siempre con las mismas intenciones, siempre queriéndome recordar qué pasa si el condicional te besa en la boca, si eres la mitad de la mitad.

 De nada sirve ahogar pensamientos, escoger rutas alternativas para no encontrarme de frente con las ganas de volver a verte, porque desde que te vi ahí estás irremediablemente. En las antípodas de mi conciencia. Ese es tu sitio. Eternamente entre el quiero y el debo.

Querer. Deber. Deseo. Sensatez. No puedo llegar muy lejos. No puedo huir de tantas cosas a la vez.

Cruel. Malvada. Villana

Como si mi pasatiempo favorito fuera abrirte en canal, te hago daño. Te destripo, te destapo, y te dejo con el corazón a la intemperie. Hurgo en las miserias tuyas y mías, en lo que hasta hace dos días llamábamos lo nuestro, y que ahora por ser, ni es nuestro ni es de nadie.

Como si disfrutara lanzándote cristales afilados con mi lengua, como si quisiera aplastarte con frases que pesan toneladas, como si tratara de asfixiarte con silencios inmortales, yo, antagonista circunstancial de esta historia, te mato.

No hay prisas a las dos y media de una madrugada cualquiera.

Me intuyes, me atrapas, me besas,

entre sombras y sábanas de una habitación oscura.

Se desliza nuestra ropa.

Saliva. 

Acorralan tus dedos mi cintura.

Latidos. 

Te acercas un poco más. Un poco más. Hasta que me visto con tu piel.

Sudor.

domingo, 12 de agosto de 2012

Sonntag, dimanche, domenico, domingo...

Lo confieso, tengo una obsesión. Todo el mundo tiene alguna, lo sé, pero la mía, como no podía ser menos, es bastante rara. ¿Alguna vez te has fijado en la sensación que desprenden los domingos? Es un día de lo más extraño, normalmente tranquilo, casi aburrido, con sus series repetidas en la tele y sus tiendas cerradas (lo de las tiendas es lo que más nos jode a algunas). No recuerdo ningún domingo que pareciera lunes, o miércoles, o sábado. Todos los domingos parecen domingos. Sin embargo hay días que no son domingos y lo parecen. La verdad es que tengo una cualidad especial para hablar de cosas extrañas, soy consciente de ello.

No hace falta que lo aclare más, me obsesionan los domingos. Pero sé que no estoy sola en esto. Lo supe desde el momento en el que me di cuenta de la cantidad de canciones que la gente le ha dedicado al domingo. Y si alguien dedica al menos media hora de su tiempo a componerle una canción a algo, ya tiene una cierta importancia, ¿no? Así es como me autoconvenzo de que no tengo un problema.

Mi preferida de las canciones dedicadas a mi obsesión. "Domingo Astromántico", de Love of Lesbian y Zahara. Simplemente preciosa.




"Tarde de domingo rara" - Amaral.



"Mi canción de Domingo" - M-Clan (si el domingo sonara a algo, sonaría a esta canción).



 PD: también hay gente obsesionada con el resto de los días, ¿eh?. A ver si ahora la unica desequilibrada voy a ser yo...

"Lunes" - Estopa



 "Un miércoles cualquiera" - Despistaos. Me salté un día, lo sé, pero es que los martes no inspiraron muchas canciones. ¡¿A quién iba a ocurrirsele una canción sobre un martes?! Hay que estar muy mal...



 "Jueves" - La Oreja de Van Gogh.



"Viernes" - Hombres G




"Sábado a la noche" - Los Rodríguez






Lección #1... con Bea; Los principes son sólo para las princesas.

- ...¿te acuerdas del niño aquel de gafas de pasta, Bea? Si, el que no paraba de correr detrás de ti todos y cada uno de los recreos para robarte algún beso. Mira que eras arisca. Pobre chico.

- ¿Pobre chico? ¡Arg! sabes bien que no me interesaban esos asuntos cuando era una renacuaja, y a ti tampoco. Qué buenos años... que pocos quebraderos de cabeza. ¿Te acuerdas cuando nos fugábamos de catequésis para acostarnos en el césped del parque de más abajo de la iglesia y hablar?

 - Que si me acuerdo dice... de la bronca que me echó mi madre el día que nos pilló el cura también me acuerdo.

 - ¡¡Hostias!! No me acordaba de eso...



                                                                              [...]

- Oye, Samantha, tú cuando seas mayor, ¿vas a tener novio?

 - Pues no lo sé, supongo que sí. Todas las mayores lo tienen, ¿por?

- No sé, por saber. Es que a veces lo pienso, cómo va a ser mi novio y todo eso.

- A ver... ¿cómo te lo imaginas?

- Ay, no sé, yo creo que una mezcla de Miguel y Diego, de Rebelde.

- Anda, no disimules pillina, que tú lo que quieres es que sea como el gafotas de Daniel...

- ¡¡¡¡No!!!! Ay, qué pesado es. Yo lo que quiero es uno que sea como los chicos de los cuentos, no baboso y pesado como Dani.

- Te diré algo... Yo creo que los chicos de los cuentos solo están en los cuentos. Vamos, que solo son atentos y románticos hasta decir basta, en las películas. Además, no seas tonta... No querrás estar con un tío que está programado para pasarse horas diciendo “cuelga tú, no tonta cuelga tú..." Bea, los príncipes azules son para las princesas, y tú y yo no somos princesas.


- ¡¡¡NIÑAAAAAS!!! ¡¡¡Pero bueno!!! ¿Otra vez aquí? ¡¡Yo ya no sé qué hacer con vosotras!!

- Mierda, ¡el cura otra vez! Tenemos que buscar un sitio mejor para escondernos!


[...]

- ...Bea, ¡¡BEEAA!!

- ...eh... eh, dime, dime

- Joder tía... estás hoy en otro mundo. ¡¡¡Que reacciones!!!

- Ja,ja,ja...que graciosa. Es que recordaba nuestras conversaciones en el césped. Y, ¿Sabes qué Sami? Tenías razón... Los príncipes son sólo para las princesas.



Hoy.

No soy una persona sugestionable. El horóscopo me parece una soberana tontería. Pero hoy,  me apetece creérmelo.





















 














(Eso sí, lo de las estrellitas, ya no lo paso.)

Adoro tener mañanas como aquellas.

Siempre ha sido así. Después de las diez de la mañana me es imposible seguir durmiendo. Puedo pasar horas y horas dando vueltas, remoloneando entre las sábanas, pero de ninguna manera puedo volver a conciliar el sueño. Debo tener un despertador biológico infalible. Aquella mañana no fue diferente, claro.

Cuando abrí los ojos me di cuenta de que estaba en una esquinita, justo al borde del sofá. Sola. Seamos sinceros, eso de las películas es una gran mentira. Dormir abrazado a alguien es la cosa más incómoda del mundo.

 Me di la vuelta y te vi. Y recuerdo que me quedé quieta unos minutos en mi rincón, observando tu extraña maner de respirar. Me parecía adorabale. Después me aburrí, y quise despertarte. Y sin darme cuenta se me dibujó la sonrisa de las travesuras repentinas. Me deslicé sigilosamentesobre el sofá, para después abalanzarme sobre ti, trepar con besos por el interlineado de tu columna vertebral y decirte al oído...

  - Psst. ¡¡¡¡Psst!!!! Buenos dííías. ¿Sabes qué?, ya es de día. ¿Estás despierto?, ¿eh?, ¿eh?, ¿¿¿eh??? Mira que ya es de día. ¿A que no te habías dado cuenta? Ah, sí. Que acabo de decirlo. ¿Nos levantamos?, ¿o nos quedamos aquí todo el día?, ¿eh?, ¿¿¿estás despierto??? ...

Seguramente dije alguna cosa más que ya he olvidado. Normalmente hablo más de la cuenta. Y si pretendo sacar de quicio, como era el caso, más todavía. Ya el resto lo sabes. Tu memoria ha sido siempre mejor que la mía.

Busqué tus ojos. Y me encontré con ellos. Y con tu sonrisa. Y con un beso de esos... Un beso de esos que dejan sin aliento.