¡Te amo coño!

viernes, 26 de octubre de 2012

Demasiado.


Porque quizás..

Siendo sinceros si sobrevivo en gracias a cada uno de sus pestañeos, creo que mi corazón va al ritmo de sus carcajadas desde que le conocí. Siento deciros que cada parte de su cuerpo está llena de miradas mías. Su voz hace eco en mi cabeza. Me quedo rendida a ese puto milagro que supone que él exista. Quiero hacer ruido en sus comisuras, dar pasos de astronauta por sus lunares, hacer infinito lo efímero. Podríamos conocer nuestras respiraciones. Olvidar los “te echo de menos”. Callar los celos. Cultivar el “querer es poder”. Pero yo sólo te pido una cosa...Sálvame, quizás seas el único que puede hacerlo.


Neverland.


Papá.


A veces sentimos esa extraña sensación, esa nostalgia. Yo me siento ahora así. Necesito que alguien venga y me llame Mariquilla, venga y aunque este cansado tenga una sonrisa para mí, necesito esa persona que me dice todas las cosas que hago mal y muy pocas veces las que hago bien, necesito esa persona que cuando se enfada conmigo a los cinco minutos me esta comiendo a besos, necesito poder tirarme encima tuya y estarme ahí horas y que lo único de lo que te quejes sea de que no me apoye en tu estómago, necesito oír esos “tú puedes, sé que puedes.” Y ahora lo necesito más que nunca, necesito poder, necesito esa persona que abre las puertas detrás de un portazo, necesito esa persona que pase lo que pase sabe cuando estoy mal y cuando estoy bien y me intenta hacer creer que no lo sabe, necesito esa persona que me llama pequeñaja y me hace sentir que nunca voy a crecer, te necesito.

Es jodidamente fácil querete.


Nadaba en su río cuando me perdí en su delta. Me revienta toda esta situación por no poder llamarte en cualquier momento y decirte “ me apeteces, baja y si quieres te lo cuento”. Eres de ese tipo de personas que son gente especial sin efectos especiales, y eso me encanta. Me he dado cuenta, tus ojos son mucho más grandes ahora. Por eso espero que seas capaz de ver todo esto, porque de eso se trata, de ser capaz. Yo sólo quiero que si tiramos la toalla sea para ducharnos juntos y durante horas ver lluvias de estrellas fugaces en mi habitación. Que desaparezca esa puta sensación de frío que me da cuando sé que algo va mal... Vuelve a pedirme que me quede en tu cama. Llévame a la luna, pero que esté llena y eso si...¡de cosas buenas, claro!


domingo, 21 de octubre de 2012

S.

Puede que sea el momento de rendirse.  

Te amo.

—Oye, te quiero como quieren los patos. 
—¿Cómo? 
—Patodalavida.

Y ahí está el rencor, que aún no encontraba.

F**k you, and F**k her too.

¿Cómo?
















Olvídale.
Eres Preciosa
y podrás encontrar el amor.

Encontrar el amor, en un lugar sin esperanza.


Amarte a ti:

Es como gritar sin que nadie te oiga... Casi te sientes avergonzada de que alguien sea tan importante, de que sin esa persona te sientas como si no fueras nada... Nadie puede entender cuanto duele... Te sientes sin esperanza...como si nada pudiera salvarte... y cuando todo se termina y el ya se ha ido..hasta deseas que todo lo malo regrese... para que al menos tambien puedas tener lo bueno de vuelta.

SRG.

E L   A M O R   E S   I R R A C I O N A L.

....

Una cosa es    e s t a r  feliz en un momento dado. Y otra cosa muy distinta es s e r feliz.


Era ese lugar.

Ella está sentada en esa arena, con los pies mojados, aparentemente contemplando el mar. Pero nadie sabe que ella en lo que menos está, es con la mirada en el mar. Ama esa playa casi desierta. Lleva su música puesta, con la BlackBerry en la mano derecha, una canción movidita invade sus oídos, hace que mueva suavemente su cabeza, de un lado a otro.

Esa tarde necesitaba desconectar del mundo, demasiadas emociones juntas. Estaba en lo suyo, pensando en qué era lo que había sucedido esa tarde. Lo que ella había intentado durante tanto tiempo, y había logrado, se vió hecho mierda, en cuestión de minutos. Ella intentaba ser fuerte, y en cierto modo, lo había conseguido. Solo quería pasárselo bien, ya no buscaba el amor, solo el romance de una noche. ¿Y por qué? No quería volver a pasarlo mal, nunca. Él la había destrozado, hasta el extremo de no querer seguir viviendo.

Esa tarde, habían pasado demasiadas cosas para que su frágil corazón pudiera superar, y seguir latiendo de esa forma tan tranquila, no, ya no podía, a partir de esa tarde, ya no latía tranquilamente, esa tarde parecía que se le iba a salir del pecho, a pesar de lo tranquilamente sentada que estaba.

Todavía se acordaba de todos los detalles. Sus miradas, se cruzaron por primera vez en casi más de un mes y medio. Como un relámpago, una descarga eléctrica pasó por su cuerpo. Ya no era la chica fuerte que había conseguido ser desde que él desapareció de su vida. Se quedó sin aire, sus ojos se abrieron desmesuradamente, y cuando por fin consiguió volver a respirar, por su boca salió un gran suspiro, tan fuerte, que hasta ella misma se asustó. Ya no era fuerte. Ahora era la chica más débil que conocía. Él en cambio, al ver su cara, una sonrisa triumfadora apareció en su rostro. Y como quien no quiere la cosa, hizo eso que no debía haber echo. Le guiñó el ojo, y una sonrisa burlona apareció en su cara. Todavía recuerda como salió de esa clase, para seguidamente ir corriendo al baño, cerrar la puerta de un portazo y romper a llorar. Ahora estaba sentada ahí, en esa playa que tanto habían frecuentado juntos, y como para mejorar la situación, una canción lenta, y triste comenzó a sonar en su BlackBerry, y ella no pudo evitar volver a llorar. Ya no era fuerte, no lo era, por mucho que lo intentara, ya no lo era.

Necesitarte.

Todavía pienso en ti todas las noches, todavía cuando cierro los ojos siento tu mano recorriendo mi piel. Todavía necesito sentir tu respiración en mi boca, ver tus ojos a escasos milímetros de los míos. Todavía necesito ver tu sonrisa para poder sonreír yo también. Todavía sueño contigo y con tus abrazos. Todavía no lo he superado, todavía espero a que vuelvas, y pasan los días, y cada vez que no te veo, me olvido un poquito de ti, una cosa mínima, que si hubieras desaparecido completamente de mi vida, te habrías convertido en el más precioso recuerdo; pero no, te voy a seguir viendo, durante mucho tiempo, y eso dificulta el proceso de olvido.

Ser como antes.



Cuando mi única preocupación era que mi castillo de arena fuera el mejor, cuando no pensaba en nada, solo hacía mis deberes, mis sumas, restas, multiplicaciones, y divisiones. Cuando aprendí a leer y todo lo que me costó. Cuando las tardes se trataban de estar en el parque jugando con mis amigas, imaginando mil y una historias, cuando los únicos nervios que sentía eran porque no sabía lo que me iba a regalar 'Papá Noel', o qué me iban a regalar por mi cumpleaños. Cuando las únicas penas que sentía era porque no me compraban algo, o no querían jugar conmigo. No esto, nadie me enseñó que la vida se iría complicando, que las sumas y restas se convertirían en ecuaciones, razones trigonométricas y funciones. Que las tardes de juegos con mis amigas se convertirían en tardes estudiando. Que los nervios no solo serían causados por exámenes, sino también por tíos, si, esos niños que me estiraban del pelo y me hacían rabiar cuando era pequeña. Que no me pondría triste porque no me regalaran algo, sino por perder a personas importantes en mi vida, o simplemente que me empiecen a ignorar. No me advirtieron de nada de esto, por eso ahora no paro de tropezar con piedras y más piedras. Lo que daría yo por volver a esa época de felicidad e ignorancia.

No volver.

Sin quererlo sus pies lo llevaron a todos los sitios que había estado con ella, y cuando se dio cuenta, ya era tarde, una ola de recuerdos le pasó por la mente. No lo reconocía, pero realmente esa chica le había marcado.
Si alguien le preguntaba por ella, él, muy chulo le contestaba: 'si, yo me lié con ella; si, yo estuve con ella' y una sonrisa se asomaba por su cara, pero en cuanto esa persona le preguntaba: 'eh tío, ¿te sigue gustando?' él, contrariado, rápidamente contestaba: 'qué dices loco, hace ya tiempo que no estoy con ella, ahora estoy con otra', pero en el fondo deseaba que esa otra sólo fuera ella;
la única que había hecho sentirle esos escalofríos en cuanto sus tanto adoradas manos recorrían con timidez su cuerpo.
No lo quería aceptar, por nada del mundo. Él era arrogante, nadie podía hacerle sufrir, y mucho menos enamorarle.
Tenía fama de cabrón, pero aún así seguía teniendo a cientos de tías detrás. Unas querían solo un royo de una noche; otras, que él les regalara todas sus noches. Pero ella, su adorada chica, ya no pertenecía ni al primer grupo ni al segundo.
Ella ya no le pertenecía en absoluto. Él creía que ella ya le había olvidado, y eso le dolía. "Me comporté fatal con ella, me odio por eso, le hice sufrir, nunca me perdonaré lo que hice, fue un gran error", se decía a veces, pero a pesar de que la amaba, intentaba olvidarse de ella con otras.
Cuando las besaba, cerraba fuertemente los ojos e intentaba imaginarse que era ella la que le besaba, pero no lo conseguía, nadie podía igualarse, pero él lo seguía intentando, él seguía rompiendo corazones con tal de arreglar el suyo, con tal de encontrar a alguna que se pareciera al menos un poco a ella.
"Soy un puto egoísta, ella había tenido razón cuando me dijo todas esas cosas la última vez que hablamos, claro que tenía razón..., eh, ¿qué te pasa tío? Los tíos no sufren por tías, ¿te acuerdas?", se decía cada vez que empezaba a pensar en sus errores, pero de nada ayudaban esas palabras, él sabía lo que había hecho mal, y ya no había vuelta atrás.

Bailar bajo la lluvia.

Un fuerte trueno retumbó en toda la casa.
 —¿Tienes miedo a las tormentas? —sonrió tiernamente mirándola.
Ella, envuelta en el edredón, asintió con la cabeza. Él se le acercó y la rodeó con sus brazos.
—Sabes que conmigo no tienes que temer a nada, ¿verdad? 
—Lo sé, pero es que esos truenos tan potentes, no sé, es tan agresivo, parece que del ruido me vaya a quedar sorda, me asustan, me siento tan débil...
Un relámpago iluminó toda la habitación a oscuras.
—Pues yo pienso lo contrario, ven, quiero enseñarte una cosa.
 Se levantó y le mostró su mano abierta. Ella se la cogió y se levantó llevándose el edredón consigo. Él la llevó hacia la terraza y estuvieron un rato mirando a través de la ventana.
Solo otro trueno rompió el silencio que reinaba entre ellos, ella se asustó otra vez, él la acercó hacia sí, y la abrazó fuerte, cuando paró de temblar, abrió la puerta que salía hacia la terraza y salieron fuera. La lluvia caía fuertemente, pero desde donde ellos estaban situados no se mojaban.
Esta vez fue ella la primera que le abrazó.
—Observa, observa los relámpagos, y no me digas que no son bonitos, cargados de esa fuerza, tan luminosos... Intenta seguir el recorrido que hace el relámpago, esa pequeña fracción de segundo en la cual está brillando por completo, y luego poco a poco desaparece. Y ahora cuenta los segundos que tarda en producir su rugido, y eso te dirá los kilómetros a los que está de nosotros. Amor, no tienes nada que temer. 
En el rostro de la muchacha apareció una ancha sonrisa, y de pronto le entraron ganas de sumergirse en la lluvia.
—Tienes razón... ven, quiero mojarme. —le dijo y en un segundo dejó el edredón en la cama y estaba a su lado de nuevo.
 —Si eso es lo que quieres, ¿quién nos impide hacerlo?—dijo él y cuando ella le dio la mano salieron corriendo hacia el lugar de la terraza donde sí llegaba la lluvia. Ella estalló en una carcajada, mientras extendía los brazos y levantaba la cabeza hacia el cielo nocturno. A él también se le contagió la risa, y en un abrir y cerrar de ojos estaba dándole el beso más maravilloso de su vida. Ella le sonrió en los labios, y él le dijo:
—¿Hay algo más a lo que temas, aparte de las tormentas? 
—Si, perderte. Eso me da aún más miedo que las tormentas.—entonces él le cogió la cara entre las dos manos y volvió a besarla.
—Dejaré de amarte cuando desaparezcan para siempre todas las estrellas. Mientras tanto, siempre me tendrás a tu lado, al menos que tú me pidas que me vaya, ¿entiendes?
Le dijo él, ella sonrió y le devolvió el beso.

Es su mirada.

Me pierdo en sus ojos. En sus inmensos ojos. Tan profundos que me hacen temblar con sólo mirarle. Que hacen que no pueda concentrarme y que empiece a tartamudear, a sentirme completamente inútil. Su sonrisa y sus ojos hacen que me pierda.
Sus ojos que atrapan, cuando conectan con los míos, ninguno de los dos puede dejar de mirarse el uno al otro. Es como un extraño imán.
Es extrañamente agradable perderme mirándolos, de verdad. Esos momentos, aunque duran sólo unos minutos, a veces incluso menos, haría lo que fuera por alargarlos infinitamente.

Se acabaron las lágrimas.


                     
         Si pudiera cogerme de tus brazos sabiendo que no te irás jamás...

viernes, 19 de octubre de 2012

Amanda Todd; Fallecida el 10 de Octubre de 2012.

Amanda Todd era una chica de quince años que vivió un infierno por culpa del bullying. Grabó un vídeo para Youtube un mes antes de suicidarse, el 10 de octubre de 2012. Ved el vídeo





La historia de Amanda Todd ha dado la vuelta al mundo, ¿no es hora de parar todo esto? Dejemos de señalar a los demás y de utilizar sus personalidades o físicos como una burla... ¿cuánta gente ha muerto por el bullying? Reflexionad tras ver el vídeo y empecemos todos a poner de nuestra parte para pararlo.