¡Te amo coño!

lunes, 13 de agosto de 2012

No sé de qué artimañas te has valido para incrustarte así en mi cabeza.

Debes haber estrujado el espacio-tiempo a tu antojo. No sé cómo, pero lograste atraparme en el instante mismo en que tu latitud y longitud terminaron convergiendo con las mías en un mismo punto. De alguna forma has debido enmarañar las distancias insalvables para que ahora, aún a millones de kilómetros, yo siga aquí. Bajo el influjo de tu magnetismo sensorial.

Y entre tanta confusión en la que me has metido, poco a poco, sin apenas darme cuenta, te has apropiado de hasta el último de mis suspiros, todos para ti. Te has hecho deseo, te has convertido en necesidad, en sed, en ansias.

No tiene explicación física. Puede que te hayas inventado una fuerza gravitatoria arrebatadora que me arranque de mi eje, que me empuje atropelladamente, irremediablemente hacia ti. De otro modo no soy capaz de entender la atracción irreversible que me provocas tú y tu voz, tú y tu boca, tú y tus caricias.

Tú.

Todo tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario