Esa tarde necesitaba desconectar del mundo, demasiadas emociones juntas. Estaba en lo suyo, pensando en qué era lo que había sucedido esa tarde. Lo que ella había intentado durante tanto tiempo, y había logrado, se vió hecho mierda, en cuestión de minutos. Ella intentaba ser fuerte, y en cierto modo, lo había conseguido. Solo quería pasárselo bien, ya no buscaba el amor, solo el romance de una noche. ¿Y por qué? No quería volver a pasarlo mal, nunca. Él la había destrozado, hasta el extremo de no querer seguir viviendo.

Todavía se acordaba de todos los detalles. Sus miradas, se cruzaron por primera vez en casi más de un mes y medio. Como un relámpago, una descarga eléctrica pasó por su cuerpo. Ya no era la chica fuerte que había conseguido ser desde que él desapareció de su vida. Se quedó sin aire, sus ojos se abrieron desmesuradamente, y cuando por fin consiguió volver a respirar, por su boca salió un gran suspiro, tan fuerte, que hasta ella misma se asustó. Ya no era fuerte. Ahora era la chica más débil que conocía. Él en cambio, al ver su cara, una sonrisa triumfadora apareció en su rostro. Y como quien no quiere la cosa, hizo eso que no debía haber echo. Le guiñó el ojo, y una sonrisa burlona apareció en su cara. Todavía recuerda como salió de esa clase, para seguidamente ir corriendo al baño, cerrar la puerta de un portazo y romper a llorar. Ahora estaba sentada ahí, en esa playa que tanto habían frecuentado juntos, y como para mejorar la situación, una canción lenta, y triste comenzó a sonar en su BlackBerry, y ella no pudo evitar volver a llorar. Ya no era fuerte, no lo era, por mucho que lo intentara, ya no lo era.
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