¡Te amo coño!

viernes, 20 de abril de 2012

Pequeña historia.

La mañana parecía fría, la verdad es que esa brisa en mi cara era incluso agradable.
Lo vi llegar, no me esperaba el verlo, creía que jamás volvería a ese lugar que un día llegó a ser sólo de nosotros dos.
-Hola- me dijo.
No dije nada, pero creo que con mi mirada supo todo lo que opinaba.
La hierva se movió con la brisa, parecía que bailaba al compás de los latidos de mi corazón.
-¿No me vas a decir nada?- volvió a hablarme.
-Una vez te dije que cuando estoy contigo sobraban las palabras. Creía incluso que con una mirada te lo decía todo.
Me apartó el pelo de la cara; el viento hacia que no pudiera ver.
-Es que no quiero creerme lo que tus ojos me dicen.
-Y ¿qué te dicen?
Sonrió.
-Que aún me quieres, a pesar de todo. Pero sé que te perdí por mi estupidez.
Agachó la cabeza, vi tristeza en lo poco que podía ver de su rostro.
Volvió a soplar la brisa. Le levanté la cabeza.
-Nunca me has perdido. Y recuerda que fue tu estupidez lo que enamoró.
Volvió a sonreír. Intentó besarme. Giré el rostro.
-Pero eso no cambia nada- le dije.
Le besé en la mejilla, y me fui. Tras dar unos pasos volví el rostro y una lágrima quedó en la brisa. Desaparecí.

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