¡Te amo coño!

martes, 19 de febrero de 2013

La lluvia es el mejor de los remedios.

Me gustaba pensar que algún día las cosas serían más fáciles. Que llegaría el momento en el que eso que otros llaman amor fuera más fuerte que cualquier tipo de sentimiento destructivo.
Que no importase demasiado el cómo, cuándo o dónde, sólo con quién. No pensar más allá de tus labios. O de otros labios, pero para qué mentir, yo siempre había preferido que fueran los tuyos. De vez en cuando pensaba todas esas cosas en pasado y me centraba en un presente en el que no eran más que sueños lejanos. Todo está siempre demasiado lejos. Incluso yo estoy a veces demasiado lejos de mi misma. Quizás no podía no complicarlo todo, revolverlo todo, desordenarlo todo. Quizás siempre llegaría el momento en el que tuviera demasiado miedo y perdiera el control.
Quizás nunca pudiésemos ser sólo tú y yo, y que nada importe. (Llueve demasiado. Cuando llueve demasiado no puedo evitar pensar que hay cosas que son inevitables, como la lluvia)

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