¡Te amo coño!

domingo, 6 de mayo de 2012

Pequeña cenicienta.

Por unos minutos, me ha dado por volver la vista atrás, a esa época en la que era una jovencita enamorada del que creía que iba a ser su príncipe azul, con el que iba a cabalgar en un hermoso caballo blanco de doradas crines hasta la entrada de un inmenso castillo al que la entraría en brazos, quizás porque acababa de salir de esos años en los que a las niñas nos tocaba ver a las princesas de Disney y desear tener un romance de película. Pero esa época ya pasó, ya me he hecho mayor a la idea de que los cuentos de hadas madrinas que vienen para convertir tus ropas de sirvienta en un bello traje de fiesta con zapatitos de cristal para ir guapa al baile del príncipe en palacio y la carroza tirada por caballos que se desvanecen a medianoche, no son reales, que en la vida las cosas no son tan fáciles.
               No sé por qué cada vez que los recuerdos, los viejos recuerdos de un pasado no muy lejano, de lo que por ti sentí, vienen a mi mente y las palabras fluyen a través de mis dedos para que la tinta de este simple bolígrafo las exprese. Las palabras recorren mi cuerpo como un río para acabar estallando sobre el papel.
              No entiendo muy bien el por qué de que ésto me pase contigo, si se supone que ya por ti no siento nada. Quizás sea porque fue mucho el tiempo en el que sentí un amor muy fuerte dentro del pecho que me lo aprisionaba hasta el punto de no dejarlo latir con naturalidad y todavía, quizás, queda un pequeño resto de esos sentimientos dentro de mi que me permiten hacer surgir estas palabras.
             Me hace mucha gracia ver en que clase de persona nos hemos convertido tras casi cinco interminables años, que ya somos dos personas grandes que han llevado adelante sus respectivas vidas, muy felices con nuestros amigos, saliendo por ahí para divertirnos.
            Siento que aunque nuestras vidas hayan seguido distintos caminos, algún día, quizás vuelvan a unirse en otras circunstancias.

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