Era extraño, nunca creí, que un recuerdo doloroso, me llegara a gustar volverlo a vivir en mi mente.
>Era de noche, la luna brillaba en su esplendor. Al principio el hecho de que mis padres no volvieran hasta la tarde del día siguiente, y él se quisiera quedar esa noche para hacerme compañía, no me convencía, pero cuando por sorpresa esa persona te agarra por la cintura, te besa el cuello, te muerde la oreja, y te dice 'te amo' del susurro hasta el grito, las dudas desaparecen. <<Que se quede>> - pensé- <<Toda la vida si él quiere>>.
Deslizó lentamente la mejilla hasta atrás e inclinó el mentón hacia un lado, hasta que su boca volvió a cubrir la mía. Trató de besarme con suavidad. Me dí cuenta de que lo intentaba, pero sus intensiones se hicieron humo como anteriormente.
Había fuego por todas pares, porque él estaba ya en todas partes. Sus manos se deslizaron sobre mi piel, quemándola. Sus labios saborearon cada centímetro de mi cara.
Me levantó en peso y estrelló mi espalda contra la pared, pero no sentí dolor, ya no sentía nada, salvo el fuego.
Anudé las manos a su pelo, arrimándolo más a mí, cómo si fuera posible estar más cerca de lo que ya estábamos.
Le envolví las cintura con mis piernas, tomando la pared cómo punto de apoyo. Su lengua se enredó con la mía, y no quedó parte alguna de mi mente que no fuera invadida por el deseo demencial que me poseía. Estaba en llamas.
Mis puños se enredaron en la tela de su camisa, y tiraron hacia arriba. Él introdujo sus manos por mi espalda, dejando fuego por donde me acariciaba. Sentí los músculos de su vientre bajo mis palmas, porque mis manos estaban atrapadas, aplastadas, en el espacio inexistente que había entre los dos. Me aparté de su boca para respirar, y sus labios me chamuscaron el cuello en su camino hacia abajo:$. Escondí la cara en su pelo para inhalar su aroma.
Me besó de nuevo, pero ligeramente, suave, un roce, y guiándome hacia la cama, hizo que hasta la última de las terminaciones nerviosas de mi cuerpo, cobrara vida propia. Eramos uno sólo. Era él, el único que me importaba en ese momento. Se acercó a mi cuello, y un extraño sonido se escapó de mi garganta. Él siguió subiendo hasta mi oído.
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